jueves, agosto 09, 2007

Me recuerda mi edad


Notar la firmeza de la cara de una nena de 16 años cuando la saludo.
Considerar a una chica de 16 una nena.
Reconocer en una radio el tema de “Historia del Crimen”, y que una compañera del trabajo de 25 diga que lo que están pasando en esa radio es para gente de 40.
Preocuparme por las arrugas todo el tiempo.
Pensar en los tratamientos para la piel que me voy a hacer cuando cobre.
Tener canas no sólo en la cabeza.
Haber decidido congelar mis óvulos a los 35, si no tengo hijos ni planes de tenerlos para esa edad.
Preocuparme por temas de fertilidad.
Mi primera tintura para canas.

Que los estrenos no vengan en video.
Darme cuenta de que camino en la cinta como la abuela Irma camina por el mundo.
Caminar en la cinta como la abuela Irma.
Que de vez en cuando me digan “señora”.
Que las cejas invadan cada vez más mi frente.
Que cuando un chico lindo mira en mi dirección, sea porque detrás de mí hay una chica linda.
Que una nena de 13 años tenga más tetas que yo.
Mancharme los dedos con comida mientras me sirvo, como la abuela Irma.
Babear.
Que un señor de alrededor 60 me pregunte con la mirada “Querida, ¿estás bien?” mientras estoy en el aparato de glúteos en el gimnasio.
La expresión “Ahí falta trabajo”, pronunciada por mi profesora de gimnasia deportiva, mientras estoy en el piso, abierta de piernas a 176 grados, en vez de a 180.
Quedar con pintura debajo de mis uñas cuando sin querer rasguño una puerta o pared.
Constatar el “efecto salero” cuando escribo en una clase en la facultad.
Seguir yendo a la facultad.