sábado, mayo 22, 2010

El chuker engorda

No he conocido un solo gordo que no haya reemplazado el azúcar por el edulcorante. Por asociación libre y violando las reglas del método científico, creo posible sostener que basta comenzar a usar chúker para iniciar el autoflagelante camino del engorde. Mi tesis es que el chúker engorda. Para demostrarlo, puedo referir a esta nota del diario La Nación en la que se informa que, según estudios novísimos, los chicos que comen mucho pan son delgados. De modo que, razonando por el absurdo, podríamos ampliar nuestra tesis: basta dejar de comer pan y empezar a echarle chuker a las cosas para devenir gordito.

Hace poco una amiga me confesó que, si no fuese gorda, sería terriblemente puta. Una revelación que me hizo pensar que la ansiedad oral puede satisfacerse de muchas maneras. O sea que las gorditas son sexualmente más activas que las flacuchas, por más pecaminosas. A la debilidad respecto de los placeres de la mesa la complementa una debilidad concomitante respecto de los placeres de la carne.

Corolario: en tiempos de la posmodernidad, las flacuchas reprimidas usan chuker. Las gorditas deberían usar más azúcar y perseverar en su encomiable apetito, resultas de lo cual seguramente adelgazarán. Dejo sentada la tesis pese a que probablemente pueda ser objeto de censura por parte de más de un lógico riguroso.

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