lunes, diciembre 19, 2005

Modas y darkness

Es cierto que el minimalismo está de moda. Pero nunca un dark se dejaría llevar por una moda. Es más, todo su ser se esfuerza en antitetizar las modas y tendencias.
Es cierto que el poder de síntesis es importante (y sobre todo, grato y económico al que lo ejerce). Pero un dark que se precie nunca se deja llevar por semejante facilismo: prefiere el riguroso y áspero análisis, de ser posible el que no puede concluirse y se deja inacabado para una fase eventual de mayor, más profundo y oscuro análisis.
Finalmente, el culto a la darkness implica introspección permanente, pero también expresión críptica, retorcida, finamente elaborada y presentada en forma oscura.
La fiaca, por el contrario, no es un estado de ánimo adecuado al joven dark; ella corresponde más bien al joven ecologista, macrobiótico, posmoderno, flojo y mamón. La vida dark obliga a sus cultores a esmerarse en ella con total dedicación. De modo que, si de recordar el título del blog se trata, a hacerse cargo.

viernes, diciembre 16, 2005

editorial


Se me ha acusado al menos en dos ocasiones de las escasas líneas escritas aportadas al blog. Es verdad que los desvaríos mas extensos fueron cortados y pegados de archivos de un año o mas de antigüedad. Pero mi mente actualmente ha alcanzado un poder de síntesis extraordinario, que hace innecesario el llenado de mas de dos centímetros de ancho de palabras en cuerpo 12 y con interlineado simple. Esta de moda el minimalismo. Y además, me cansé de tostadoras, palomas, pescados...... con ese humor que no puede ser más que producto de imaginaciones optimistas. Recordemos el título del blog, y una máxima ricardiana fundamental para la vida cotidiana: "si tenés algo importante que decir, decilo, y si no callate".

jueves, diciembre 08, 2005

Pesadilla Dental

Tengo el presentimiento de que en cualquier momento se me caen los dientes.
Esto me surge, no solamente cuando muerdo algo duro, algo muy dulce o algo frío, sino por sobre todo, es un mensaje muy vívido que viene de mis horas de sueño.
Concretamente, he soñado muchas veces con esta cuestión, y es realmente una pesadilla.La última noche que tuve un sueño relacionado al tema soñé que se me caía primero un arreglo y luego una de las muelitas chicas, esas que están al lado de los dientes.
Además, aunque me cepillo varias veces al día los dientes, y por las noches me paso hilo dental y la poronguita esa de plástico para limpiar donde otros métodos fallaron, sigo teniendo esa sensación de tener los dientes sucios.
La última vez que fui al supermercado, perseguida por mis sueños y pesadillas dentales, me compré finalmente la pasta dental de la marca que me recomendó el odontólogo, al que por cierto no voy hace casi un año...
Debo reconocer que era verdad, es mucho mejor que las otras...
Los dientes se me van a caer, en cualquier momento, pero al menos van aestar blanquitos y sin sarro...
Un asco...

lunes, diciembre 05, 2005


Adelanto el reloj media hora para así llegar temprano. Mi puntualidad se basa de este modo en la impuntualidad.

domingo, diciembre 04, 2005

Tribus urbanas: darks y rollingas (I)

Cuando el padre ruega “hijita, no seas dark”, expresa en palabras el desasosiego que causa ver por las calles a los exponentes de las famosas “tribus urbanas” de esta prolongada transición de siglos. Los jóvenes parecen buscar en estos llamativos grupos de pertenencia los valores que la sociedad perdió en sus devaneos posmodernos.

Vestimentas estrafalarias, raros peinados nuevos, calzados aparatosos, miradas de ojos delineados, pueden sorprendernos en cualquier esquina, llamándonos la atención o desconcertándonos. Individuos, parejitas, grupúsculos o multitudes de estos personajes pueden congregarse por doquier. Pero no todos son iguales, aunque la mirada poco atenta pueda confundirlos.

Una tribu muy numerosa es la de los rollingas. ¿Qué es un rollinga? El nombre induce a pensar en escuchas de los Rollings Stones, como así también algunas características de su look: pantalones caídos de tiro bajo para ambos sexos –que dejan ver la ropa interior–, remeras oscuras con la tradicional lengua burlona, flequillos rectos o apenas combados, a escasa distancia de las cejas, que en algún momento usó Mike Jagger. También pueden alejarse un poco de los íconos de la banda madre, para evocar a otros grupos locales de rock, como las Viejas Locas, los caídos en desgracia Callejeros, y sus aparentes herederos: los Jóvenes Pordioseros.

Pero la cosa no queda sólo en la vestimenta; la sola sugerencia puede llegar a herir su susceptibilidad. Su look expresa también su pertenencia social, clase media o media baja, su urbanidad (o conurbanidad), y su enfrentamiento tradicional con los “chetos” o “conchetos” (todavía no sabemos bien la diferencia entre éstos últimos, sorry).

Otra característica es su particular manera de expresarse. Sus formas de hablar no conocen la diplomacia ni la discreción. Son pibes picantes y se la bancan, y qué? Cada dos palabras intercalan: “boludo”, cuyo significado puede ser ofensivo, amigable, interpelativo, vocativo, entre muchos otros.

Además pueden reconocerse por sus hábitos alimenticios, específicamente por las bebidas que consumen. Según los especímenes, oscilan entre la “birra” y el “tetra”, apelativos cariñosos para la cerveza y el vino tinto de mesa envasado en tetrabrick. En cuanto a la afinidad por las drogas, se usa la marihuana en los recitales, mientras que la pasta base y los pegamentos industriales se reservan para las reuniones amistosas.

jueves, noviembre 17, 2005

Malditas palomas


Quizás sea yo demasiado aprehensivo, pero no concibo animal más inmundo que las palomas. Ciertamente, determinado tipo de palomas: las que en inglés se denominan pigeons, por oposición a las palomas lindas, llamadas cariñosamente doves (la propia sonoridad de sendas palabras indica el juicio estético implícito).

Estos bichos asquerosos, llenos de piojos y sarna, invaden las plazas, revolotean, sacuden sus alas, y emiten gorjeos guturales mientras caminan mecánicamente, como impulsadas por resortes, mirando de costado con ojos atónitos. Si bien se miran, son más espantosos que los célebres pájaros de Hitchcock.

He notado que ciertos parques porteños han sido enrejados, con lo que los paseantes se han librado de uno de sus males: los perros y sus heces, que otrora desparramaban por doquier con la complicidad de sus respectivos dueños. Pero parece lejano el día en que lo mismo pueda decirse de la otra indeseable característica de nuestros espacios públicos: las palomas.

Mientras tanto, seguimos padeciéndolas, especialmente cuando se congregan y amontonan, en una rebatiña de plumas y ácaros. Algunas personas poco higiénicas obtienen un extraño placer alimentándolas con maíz, que comerciantes ambulantes inescrupulosos venden por centavos en improvisados carritos o mesitas ad hoc. Incluso hay quienes, con asombrosa irresponsabilidad y abusando de su derecho a la patria potestad, les dan ese maíz a sus inconcientes e inocentes niños, de modo que éstos se solazan atrayendo hacia sí a las palomas, y con ellas vaya a saber cuántas pestes y enfermedades infectocontagiosas.

Cambio jueves de estreno por departamento a estrenar o novio nuevo.

martes, noviembre 15, 2005

lamedidadetudeformidad

La distancia entre la superficie plana de madera y la patilla derecha del anteojo permite ese tic–tac regular que muestra la medida de tu deformidad. El ojo derecho en el rostro humano se ubica con respecto al izquierdo a menor distancia del límite marcado por la línea de inicio del cabello, o a mayor distancia de la punta de la pera. La diferencia milimétrica en algunas personas pasa desapercibida, pero no es tu caso. Según la frecuencia del ruido que escucho cuando presiono y suelto la patilla del anteojo, tu ojo derecho se encuentra como mínimo tres milímetros por arriba del izquierdo (o lo que es lo mismo, entre sesenta y ochenta centésimas de segundo entre tic-tac y tic-tac).
Pero para referirme con exactitud a dicha medida, la de tu deformidad, debería tener en cuenta la asimetría entre la mitad derecha de tu cara y la izquierda. Entonces la distancia espacio – temporal que indica la patilla del lente sería solo uno de los valores necesarios para calcular la medida de tu deformidad, distancia que habría que restarle a la diferencia entre ambas mitades de tu rostro. De lo que se concluiría que la medida de tu deformidad (la primera, la visible, la del ojo derecho con respecto al izquierdo) es el resultado de una deformidad original, diferente y no universal: la de tu cara, formada por dos mitades desiguales. Deformidad que para algunos pasa desapercibida, y de la cual se adquiere conocimiento sólo a través del producto sonoro de la misma: el tic–tac de la patilla, cuando la presiono contra la mesa.

A veces

Mi estómago engulle y reproduce en forma simultánea los sonidos del ambiente, transformando el chirrido de una silla en un eructo contenido o en una expresión visceral de hambre.

corte de pelo


Espero la perfección de manos que tiemblan. Tu respiración marca la medida de tu ansiedad. El sonido del entrar y salir del aire en forma apresurada me hace dudar acerca la conveniencia de estar en tus manos. Esperabas que todo llevara menos tiempo.

Adquisición

Siempre quise tener una tostadora. Desde que era pequeño, y veía las series americanas, como Blanco y Negro o Alf. En realidad, ahora que lo pienso, todavía antes me despertaron curiosidad: cuando Jerry usaba el resorte de la tostadora como trampolín.

Hasta hace poco, las finanzas familiares no nos permitían darnos el lujo de comprar el electrodoméstico. Pero con tesón ahorramos y ahora pudimos adquirirlo, gracias a la reactivación económica, la libre concurrencia de los competidores (fabricantes chinos, en su mayoría) y el crédito para el consumo que fomenta nuestro gobierno, en un loable esfuerzo de redistribución de la riqueza. La compramos en 24 cómodas cuotas a sola firma.

Ahora tengo mi tostadora y soy feliz. Me siento más seguro y contento, satisfecho, confiado, y bien alimentado. No sólo porque las tostadas untadas cuidadosa y proporcionalmente con manteca y miel son nutritivas, sino también por el sentimiento subjetivo de completud que me invade cuando voy llegando a casa e imagino el sabor, el olor y la crujiente sensación de felicidad de morder un apetitoso sandwich tostado. Nadie comprende bien el porqué de tanta felicidad, y cuando trato de explircarlo, se ríen de mi. Pero en mi felicidad, soy ya inmune a las burlas. Todo lo olvido al escuchar el sonido del resorte que me convoca al ritual del alimento cotidiano.