jueves, septiembre 10, 2009

paranoia

¿Es mi grado de paranoia, que aumenta periódicamente, o el portero se hartó de alguien del edificio, de su mujer, de alguno de sus niños? No sé, tocar el timbre, cerrar con las trabas, anotar fecha y hora, ver si veo a la chica con los nenes... Sacar la basura no es nada excepcional para un encargado. Pero en el momento de cerrar la puerta del ascensor, ya adentro, agaché los ojos y vi gotas de sangre en el piso del hall, que no pueden haber salido de otro lado que de las dos bolsas que cargaba, con esfuerzo, Héctor. O de alguna herida bastante abierta, reciente, necesariamente en las manos, ya que el resto estaba cubierto por ropa (¿un impermeable porque no llueve?) y la cara la tenía medio roja del calor, entera. O algún vecino asqueroso que tiró sangre con o sin carne, y dejó la bolsa chorreando. Y que por eso capaz sea el próximo blanco del encargado.

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