sábado, diciembre 05, 2009

Mariana, sus obsesiones

Y cuando te deshiciste conscientemente de Mr. E., soñás con él. Soñás que está en Buenos Aires, soñás que ves sus fotos de mujeres de Buenos Aires. Entonces vas para atrás, diez años atrás, estás en un bar en la esquina de Córdoba y Pueyrredón y mirás para afuera. Estás en Buenos Aires y no llamás. Ni ayer ni hoy. Y estás acá, me lo dijo tu papá cuando hablé por teléfono con él ayer, me lo dijo David -me lo pasó tu papá, capaz haciendo tiempo en un llamado que no esperaba-. Me doy cuenta del desplazamiento en un análisis de mi propio sueño bastante trucho, por el castellano en el que no le hablo a E., y porque él es, al final, un extraño.
greta gato salchicha


jueves, diciembre 03, 2009

planes

el proyecto del blog mails a francisco se cae. ¿cómo seleccionar de una pila de mails escritos a lo largo de tres años? no es que sean muchos, pero leerlos, marcarlos, copiar el texto junto a la fecha, decidir si conservar algo de la conversación o dejarlos así (en un intento de fidelidad que me obsesiona, como si al final no fuera todo construcción y recorte).
y al final, todo para tener un espacio donde poder publicar sin auto-censura, porque lo lee mi hermana, porque repartí la dirección entre varios hace tiempo. si al final, como dice Francisco en el último mail recibido, más que otro blog, pc propia, dpto propio, vida propia necesito.

pedazos de mí

registrando la primera vez que como helado häagen dazs de dulce de leche. de los tres gustos que conozco, y que probé hace dos días, el que más me gusta, muy parecido al que hacía mi mamá.
seca. a pagar dos clases de chino mañana con plata prestada. me gasté mis restos de noviembre reponiendo dos potes de helado y comida para las gatas. me falta llevar a la tintorería ropa que me prestaron para un casamiento. además, sumar futura deuda para salir mañana a tomar algo por despedida de una amiga.
hoy terminé de decidir que quiero sacar fotos (y que el año que viene voy a trabajar de niñera de tiempo completo). aunque todo el mundo pasa por la etapa de fotógrafo. no es porque saque buenas fotos, porque no. de unas cien dos me salen pasables, pero como con el teclado: la cámara y yo y nada más.

lunes, noviembre 23, 2009

Me dicen

Carrina, tía carrina. Antes carri, diminutivo cariñoso de carroña, originado en carroñera. Sí, hubo una época en la que me comía la comida de los demás casi del plato, e intentaba adueñarme de alguna prenda de mis hermanas, sin mucho éxito. Ahora, que ya no carroño más, soy la tía carrina para Juana, nueva generación de carroñera.

Carrina, sus extranjeros

Me deshice del hechizo de amor móvil que colgaba al lado de la cortina del comedor. Umbra empezó a romper el tul fucsia con los dientes y de repente no lo soporté más. Corté el hilo que lo ataba a una arandela mínima de las que sostienen los ganchos de la cortina, abrí el tul con una tijera, desenvolví las piedras y lo tiré la basura.
Hasta el momento no había funcionado en la dirección esperada. Y capaz con razón un amigo me dijo que mi hermana, separada hace unos meses y por divorciarse, no era la persona adecuada para llevar a cabo tal filtro. Al final, ya aburrida del seguimiento virtual del extranjero en cuestión.

jueves, noviembre 19, 2009

Ahora me ignoran dos gringos

Mi marido, el primero. Bueno, el que va a ser mi marido pero todavía no lo sabe y vive en el kingdom de far away, en una ciudad de Escocia, y hasta tiene novia. El segundo, un potencial alumno de español y profesor de inglés. Me pareció buena idea el trueque, ya que ir a clases de inglés al estilo primaria no me funciona, y tampoco tengo plata para pagarlas.
Pero bueno, acá estoy, sin novedades del marido, que lleva unos cuatro meses de demora en la respuesta a un mail, y sin confirmación del intercambio educativo por parte del profesor. Y no, no soy gringohólica para nada, pero el acento británico (M., English teacher, es vecino inglés de E., mi marido irlandés) me resulta irresistible; en principio, al oído.

lunes, noviembre 16, 2009

el viajar es un placer

Y te caes para adelante como uno de los chamuscaditos, sin apoyar las manos para evitar el golpe. Chocás con los brazos en l contra la barra horizontal del colectivo, que es demasiado baja para agarrarse bien, como las manijas de los asientos. Desistís de avanzar en la lectura de un texto para el examen y de mandar mensajes de texto sin importancia. Te sostenés ahora del asiento a tu izquierda, con la mano izquierda, y del derecho con la mano derecha, aprovechando que el pasajero más cercano parece ir cómodo colgado de la barra.

viernes, noviembre 13, 2009

la de los pies calientes

Dudo sobre la atribución del epíteto “el de los pies ligeros” a Aquiles u Odiseo. Sí, mi formación clásica deja bastante que desear, no se puede esperar demasiado de un nivel I de griego. Astuto Odiseo seguro. Y descubro que soy Mariana, la de los pies calientes, mientras me hierven las plantas de los pies dentro de las sandalias, apoyados en el piso del colectivo, a pesar del desodorante que apliqué a la mañana y que debería prevenir esos accesos de calor tan de menopáusica, increíblemente focalizados. Epíteto que me doy, y que conozco, contrapuesto a los varios otros que seguramente me han dado y que por suerte no he llegado a escuchar.

jueves, septiembre 17, 2009

Jueves estreno

Paraguas adquirido en el barrio chino, con algo de oriental en las flores o combinación de colores, primaveral. Se me pasaron unas lluvias desde junio, pero hoy decidí sacarlo. Tiene algo diferente, la tensión de la tela y los alambres, o la misma tela, que hace que el ruido de la lluvia cuando golpea se parezca al sonido de la ducha en la cabeza con las manos ahuecadas sobre los oídos. Sonido que se siente como un viaje de noche en la ruta con lluvia torrencial. Me costó sostenerlo con la mano derecha. Es el tamaño, más amplio que los que tuve hasta ahora, o el largo del mango, excesivo. O mi lado derecho, débil con respecto al izquierdo.

jueves, septiembre 10, 2009

paranoia

¿Es mi grado de paranoia, que aumenta periódicamente, o el portero se hartó de alguien del edificio, de su mujer, de alguno de sus niños? No sé, tocar el timbre, cerrar con las trabas, anotar fecha y hora, ver si veo a la chica con los nenes... Sacar la basura no es nada excepcional para un encargado. Pero en el momento de cerrar la puerta del ascensor, ya adentro, agaché los ojos y vi gotas de sangre en el piso del hall, que no pueden haber salido de otro lado que de las dos bolsas que cargaba, con esfuerzo, Héctor. O de alguna herida bastante abierta, reciente, necesariamente en las manos, ya que el resto estaba cubierto por ropa (¿un impermeable porque no llueve?) y la cara la tenía medio roja del calor, entera. O algún vecino asqueroso que tiró sangre con o sin carne, y dejó la bolsa chorreando. Y que por eso capaz sea el próximo blanco del encargado.

volviendo

Recién hoy comprendo a los caballos, cuando galopan apurados de regreso. Y ahora que los entiendo no sé si van efectivamente más rápido o el camino se hace más corto, a caballo y para el caballo, cuando el recorrido es reconocido como el habitual. Llegar a una casa a la que nunca fui, caminando con el papelito en la mano, mirando las alturas y los números pares e impares, para ver si conviene o no cruzar se me hace eterno. La vuelta tiene calles cortas, edificios sin números, y cuando me acerco al radio de siete ocho cuadras de mi dpto desaparece la necesidad de mirar del todo.

domingo, septiembre 06, 2009

Training

Acomodo los pies en esa especie de conejera como una nadadora olímpica a punto de dar el salto que la hará ganar una medalla. Reboto parada con la panza firme en el borde del espacio para recostarse. Subo el pantalón de la pierna que realizará el ejercicio para que no se levante desde el tobillo, ni se baje desde la cadera. Me recuesto y comienzo. Entonces no sé si marcar, cuando elevo una de las piernas, una especie de paloma o ser una marioneta tamaño real manipulada por John Malkovich. Dos opciones irrelevantes para el caso, pero que me ayudan a terminar las dos series que me impongo por sesión.

martes, agosto 25, 2009

Anotando el sábado

1. ¿Puede un estado de aburrimiento persistente evitar una borrachera que debería tener lugar de acuerdo a la cantidad de alcohol ingerido? Me preguntaba, después del cuarto trago y con Francisco enviándome mensajes de texto a dos metros de distancia.
2. Ok, el cuarto trago hizo efecto, me cuesta redactar nota en celular. ¿Y ahora qué?
3. Nota mental: salir con remera pasable y con axilas depiladas.
4. Bueno, los dos borrachos y la música una cagada, y yo tomando notas que probablemente no sirvan si tengo que pensar mientras escribo cómo se escribe "probablemente".
5. Francisco dice que conseguimos si nos separamos y se fue a parar en la columna. Estoy mareada, aún sentada.
6. Me sentí vieja lavándome las manos en el baño.
Empiezo a darme cuenta de que estoy en el mismo lugar en el que estaba.
7. Una reina solicitó mi presencia en la tarima para atestiguar la agresión de que había sido víctima mientras bailaba; agresión que resultó en una buena parte de su cuerpo sobre mi pie. Por suerte mi nivel de alcohol en sangre impide la sensación de dolor en las extremidades. Mañana va a doler.
8. Última nota: ready to go home.
9. Es increíble cómo capas de sueño se acumulan en su cabeza cuando apoya su codo en la baranda y su mentón en la mano. Hasta que siente que corre el peligro de desnucarse y se incorpora.